viernes, 18 de octubre de 2013
EL NOCIVO CAMINO DE LOS MEDICAMENTOS
-¡Arriba, coge la buena tira del Meprobamato aquí!, pregona el hombre junto a la heladería Amanecer, de Bayamo, como si fuera ajo, cebolla, ajíes u otros productos autorizados a vender por cuenta propia.
Similares actos tienen lugar en la Calle 19, de Ciro Redondo, donde el señor entrado en años y de piel oscura anuncia el “buen mentol”, o en los repartos Pedro Pompa, Roberto Reyes, San Juan, El Cristo, Siboney, Camilo Cienfuegos y en El Valle, de la capital provincial, en los que resulta fácil encontrar a diversos precios frascos, blísteres (soporte de cartón con una lámina de plástico transparente para envasar fármacos) y tubos de medicamentos, además de paquetes de íntima.
No es un asunto nuevo. Este peligroso negocio experimentó un alza con el período especial y aún existente.
Conversamos con 33 residentes de uno y otro sexo, amas de casa, jubiladas y trabajadoras.
Los problemas circulatorios de Olga la precisan a adquirir Penthoxifilina a 25 pesos el frasco, en tanto Raquel depende de la Dipirona para los dolores, “¿qué hacer, si a veces se desaparece y yo la necesito?”.
Para Bartolo es esencial el Metocarbamol, “por eso lo persigo. En la farmacia nunca alcanzo, entra un ‘buchito’ y se queda casi todo detrás”.
Yolanda dice que en el último mes casi se desaparecieron los revendedores de pastillas, porque “desde que se supo lo de Holguín, con un trabajo del periódico, la gente está más recogida, esperando que pase la furia”.
FISURAS EN LA RED COMERCIAL
De los ocho vendedores ambulantes con quienes contactamos, y hasta tuvimos que adquirir productos para llegar a ellos, uno afirmó que el Bálsamo analgésico procedía de Medicina Deportiva, aunque la etiqueta y la calidad son idénticas al expendido en farmacias; dos señalaron el origen de Domperidona y Metilbromuro de homatropina, de Medilip, y el resto de farmacias.
Mildret Pérez, directora de la Empresa provincial de Farmacias y Ópticas, diseñada para la venta minorista de medicamentos, explica que los suministros les llegan a través de la empresa distribuidora Emcomed, eslabón entre los laboratorios de producción y las farmacias.
Entre las irregularidades del mostrador hacia adentro citó, desde 2011 hasta la fecha, faltantes, vales de venta sin receta médica, desvío de fármacos para suministrarlos a terceros, talonarios de recetas en blanco y con cuño en poder de las dependientas…, principalmente en unidades de Media Luna, Jiguaní, Manzanillo y de Bayamo.
“No somos ajenos a esas anomalías, estamos llamando a retomar con fuerza el Código de ética de los farmacéuticos, y ponemos en práctica el plan de acción para frenar esa situación, que incluye, entre otras, el reordenamiento de las comisiones Confianza, en las 134 entidades de farmacias y ópticas, monitoreo sorpresivo del funcionamiento de estas y de las unidades para detectar violaciones, chequeo de vales de venta de productos controlados contra certificados médicos archivados y presencia obligada del administrador en su recepción”.
Yanela Batista Polanco, administradora de la farmacia Roberto Reyes, explica que estas utilidades se rigen por circulares que regulan el proceso de venta.
“Por ejemplo, no se pueden despachar dos recetas de Meprobamato con el mismo nombre del paciente, tampoco más de 20 tabletas por recetas”.
Incoherencias como recetas sin acuñar o ilegibles y sin especificar la especialidad o el diagnóstico, están en el libro de incidencias.
“Quincenalmente, la directora técnica asiste a un comité fármaco terapéutico en el área del policlínico Jimmy Hirzel, al cual pertenecemos. Ahí exponen estas deficiencias, pero no recibimos respuesta de los análisis. Los problemas siguen”.
Yanela opina que la dessectorización de los médicos por área no favorece el control. Aquí compraban los consultorios pertenecientes al policlínico mencionado, conocíamos la firma de los médicos, incluso su letra. Ahora es imposible.
Marelis Pantoja Blanco, farmacéutica clínica del Hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, refiere que las principales vulnerabilidades se dan cuando fallece un paciente, dan de alta o trasladan a otra sala y hay sobrantes de medicamentos. Por ello, instauraron un sistema de devoluciones.
Pese a las medidas, hasta la fecha les fueron ocupadas a enfermeras y personal de servicio soluciones de cloro, sueros, jeringuillas y agujas.
Miriam Moreno Rivera, administradora de la farmacia El Golfo, también de Bayamo, explica que mantenerse a la vanguardia es posible por el trabajo conjunto con el Consejo Popular, el jefe de Sector y el DTI. “Sistemáticamente nos basamos en eso, aquí todo el mundo coopera. Nos buscamos problemas, pues los revendedores son rostros conocidos en la unidad y no les damos chance, las dependientas reciben amenazas, no obstante, lo que no está permitido no se puede hacer aquí”.
INMOVILIZAR AL DELITO
Encomed comercializa medicamentos, reactivos clínicos, medios diagnósticos, materias primas y productos dentales, en Granma, que luego son distribuidos en policlínicos, hospitales, hogares maternos, de ancianos, centros penitenciarios, bodegas en zonas rurales, del plan turquino y en farmacias.
Yudit Arencibia Gálvez, su directora, refiere que materializan medidas para evitar desvíos. “Debemos actuar de conjunto si queremos resolver el problema. Es una cadena de tres eslabones principales, Encomed, médicos y farmacias”.
Durante el mes de agosto, por ejemplo, se ocuparon en una farmacia de Bayamo 46 recetas en blanco, con cuño y firma, emitidas por 11 médicos, y 34 con nombre de medicamentos.
También poseían, fuera del área de venta, Heberprán, Cefalexina, Mebendazol, Meprobamato, Lidocaína, Nistatina, Ketokonazol, Gentamicina, Amiorodona, Medazepán, Captopril, Prednisolona, Metilbromuro de Homatropina, Aspirina y termómetros.
A los partícipes, incluidos los galenos, les fueron solicitadas medidas administrativas.
En tanto, a un enfermero de Buey Arriba se le ocuparon 16 recetas de Sildenapril (viagra), emitidas por tres médicos, y 14 blíster del propio medicamento, con 140 tabletas, mientras se disponía a comprar en la farmacia de Jesús Menéndez, en Bayamo, para revender cada tableta, en Las Tunas, a 35 pesos.
En una unidad de Jiguaní se detectó la venta ilegal de grandes cantidades de viagra. Acapararon 51 recetas con su vale de venta y 100 blísteres del medicamento, que luego vendían a 30 pesos.
VALORACIONES
Este asunto tiene innumerables denominadores comunes: es un asunto conocido por todos y enfrentado por pocos, visto desde una óptica más bien superficial, manejado por organismos de manera particular y no integrada, como precisa.
Nos quedó claro que los eslabones de la cadena laboran por frenar la ilegalidad, pero dejan grietas, causantes de las vulnerabilidades constatadas, que son, incluso, el no verse como responsables directos, tanto es así que no fuimos recibidas en Medilip (Laboratorio Farmacéutico de Medicamentos Líquidos y Polvos) “porque -afirmaron- no se han dado casos asociados a la venta o tenencia ilegal de medicamentos aquí”, ni en la Fábrica de almohadillas sanitarias, primero por la espera de la aprobación del Ministerio y luego por estar “muy ocupados”.
Todo está regulado al respecto, pero se aprecian violaciones como extender a centros laborales dentro de la ciudad la venta de medicamentos, incluso del cuadro básico, y sin receta, para cumplir los planes y no perder el 10 por ciento en el cobro de la estimulación.
Apreciamos, igualmente, poco conocimiento de la población sobre el Código Penal, que en el artículo 230, del Capítulo X, concerniente a la especulación y acaparamiento, establece:
“Quien adquiera mercancías con el propósito de revenderlas o retenga en su poder y transporte productos en cantidades injustificadas se sancionará con privación de libertad de tres meses a un año o multa de 100 a 300 cuotas, o ambas”.
Evaluamos de muy pobre el enfrentamiento popular, por ser una vía utilizada para solucionar problemas de salud de muchas personas ante la inexistencia o poca duración de determinado medicamento en la red de farmacias, pero también lo es por parte de inspectores y de la Policía Nacional Revolucionaria, al resultar incomparable la cifra de detenidos y ocupaciones por tal figura delictiva en relación con lo existente en nuestras calles, lo cual conduce a la dañina impunidad.
Los involucrados en tales violaciones deben sentir el peso de la ley. Conocemos casos en que el Órgano de justicia ha dado con lugar a la reclamación de algunos implicados y se mantienen en sus puestos de trabajo.
Se deben diseñar otras estrategias en aras de eliminar las brechas en el suministro y comercialización de medicamentos, tanto en los servicios intra como extrahospitalarios, pero el protagonismo intransferible y principal en esta batalla seguirá siendo el del pueblo, para que el camino de los medicamentos jamás conduzca a estos ilegales vendedores particulares.
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