Hoy un hombre excepcional nos dio a todos una nueva lección, porque como hace 50 años llamó a su pueblo al combate, rememoró hechos importantes de la historia, reiteró ideas…
El antiguo Palacio Presidencial, en la capital de todos los cubanos, Ciudad de La Habana, hoy convertido en Museo de la Revolución sirvió nuevamente de escenario, desde allí el Líder indiscutible alzó su voz como torrente vital.
En mi barrio, ningún televisor quedó apagado, la gente no perdió un solo detalle, y hasta Frank, un muchacho con una patología que le impide comunicarse y caminar, permaneció pegado a la pantalla, diciendo a ratos, “papá, papá”, como le llama en su escaso vocabulario.
La más pequeña de la cuadra, María Claudia, con sus escasos 4 años subió temprano las escaleras de mi casa para invitarme a ver el acto junto a ella, pues su abuelo le dijo que iba a hablar Fidel.
Ya son memorables estos 50 años de los Comités de Defensa de la Revolución, la organización de masas más numerosa del país.
Ya casi bajo a festejar con mis vecinos. Qué satisfacción.
martes, 28 de septiembre de 2010
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